Espuelas en ecos venideros,
sobrevivientes,
tiempo comparado de felicidad y privilegio,
Ahí están nuevamente.
Moteada la cama del caballo blanco,
el repique del kultrún llena el silencio,
ese que no es solo tuyo,
ahora también es nuestro.
Desterrados en su patria,
economías de mercado,
viento incansable,
cauce que busca engendrar hijos
en tierras
donde la atlántida no es submarina.
Existe un Moisés araucano,
despojado,
diálogo natural,
Callaqui en Avant Premier.
Apretadas las gargantas de las manos congeladas,
caminos de hielo sin patines,
historia iletrada pero trazada
en los acantilados gélidos de Quepuca.
lunes, 7 de junio de 2010
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Amigo, qué bueno que volviste a publicar en tu blog, ya te extrañaba por estos lados
ResponderEliminarComo he dicho anteriormente, creo que desde que nos conocimos tu forma de escribir ha evolucionado enormemente, y este poema en particular me gusta mucho por lo que expresa (o lo que creo que expresa)
te amo mil